Los limites de Europa son: el cabo Norte y el casquete polar al Norte; el océano Atlántico al oeste; El Mediterráneo, el mar Negro y el Cáucaso al sur; y los Montes Urales y el río Ural al este.
Históricamente este límite oriental se ha ido desplzanado. En tiempo de los romanos fue el Danubio y más tarde el Elba, el Vístula-Dniéper y el Volga. Cuenta con una superficie total de 10.359.358 km2.
La idea
de Europa es una construcción humana, puesto que; a diferencia de otros
continentes, que tienen una unidad geográfica muy definida; Europa, en
realidad, no es más que una península de Asia. Claro que eso no lo sabían los
antiguos, que fueron los que dividieron el mundo en continentes. Sin embargo,
en esa península se dan una serie de características comunes que la
individualizan; características fundamentalmente de tipo cultural. Europa es la
cuna de la civilización clásica grecolatina, una civilización que hizo del
latín la lengua común hasta mucho después de que hubiese dejado de ser
utilizada por el pueblo; puesto que se mantuvo en las universidades, los
monasterios y la liturgia, como lengua culta y de transmisión del saber. Con el
tiempo esta cultura se convertiría en el modelo civilizador de todo el mundo y
llegaría a dominarlo.
Ríos y Lagos
Los ríos Europeos son moderadamente largos, sin grandes avenidas y, en general, regulares. Los grandes ríos son navegables hasta los comienzos del curso medio. En Europa Occidental, el río más largo es el Danubio, con 2.860 km de longitud y que desemboca en el Atlántico, al norte del Canal de la Mancha.
También sobrepasan los 1000 km el Elba, el Vístula, el Loira y el Tajo; todos ellos desembocan en el Atlántico, excepto el Vístula que desemboca en el Báltico. Pero más largos son los ríos rusos: el Volga tiene 3.531 km de longitud y desemboca en el mar Caspio, el Dniéper 2.201 km y desemboca en el mar Negro, el Ural 2.428 km y desemboca al Caspio. También superan los 1000 km el Don, el Petchora, el Dniéper y el Dvina.
Otros ríos importantes son: Guadalquivir, Guadiana, Duero, Garona, Sena, Támesis y Mosa que desembocan en el Atlántico; Óder que desemboca en el Báltico; Ebro y Ródano, que desembocan en el Mediterráneo; y Po que desemboca en el Adriático. A parte de multitud de ríos más pequeños.
En Europa no hay grandes lagos, pero hay multitud de pequeños lagos repartidos por todo el territorio. Podemos encontrar un patrón claro de localización y densidad de los lagos en virtud de la retirada del inlandsis, tras la última glaciación. La mayor parte de los lagos, y los más grandes, son de origen glaciar y se encuentran en el entorno del mar Báltico. La excepción es el mar Caspio, que hace frontera con Asia. En realidad el mar Caspio es el lago más grande del mundo, aunque de aguas saladas y de origen endorreico. Exceptuando el Caspio, los lagos más grandes de Europa son: el Lago Ladoga, el Onega, el Vaenerm y el Saimaa. La gos como Paiijaenne Irari, Vaettern y Maelaren tienen más de 1000 km2, todos ellos en Suecia, Finlandia o Rusia. Fuera de este ámbito sólos los lagos Balatón, Grada, Leman y Constanza tiene cierta entidad.
Geomorfología
El relieve europeo no es excesivamente complejo, básicamente se organiza en torno a una gran llanura central rodeada de regiones montañosas más o menos antiguas. Sin embargo, aunque la llanura es lo dominante (el 66% del territorio no supera los 200 metros de altitud) la influencia de las montañas es notable. La combinación de montaña y llanura da al territorio una variedad ecológica muy valiosa, lo que ha permitido explotar gran cantidad de recursos. En Europa las montañas no han constituido obstáculos insalvables, más bien lo contrario, son regiones de contacto. Las mayores elevaciones son: Elbrus (5.633 m), Mont Blanc (4.807 m) y Mulhacén (3.478 m).
Pero el rasgo más destacado del relieve europeo es la constante presencia del mar, gracias a lo recortado de sus costas. Europa tiene más de 43.000 km de costas; y ninguno de sus puntos se aleja tanto del mar como para no recibir su influencia, aunque la orografía tenga mucho que decir en ello. Esto permite la entrada de las masas de aire marinas mucho menos contrastadas que las continentales. El clima Europeo es dulce y agradable, con cuatro estaciones muy marcadas. Los mares han facilitado la comunicación entre los pueblos en Europa. En sus costas se encuentran con facilidad puertos naturales, golfos, etc. Son de destacar a este respecto dos regiones: la del Mar del Norte y el Báltico y la del Mediterráneo.
En Europa encontramos gran cantidad de penínsulas, cabos, golfos, estrechos e islas.
Clima
El clima Europeo está determinado por la posición de Europa en el globo, entre las latitudes medias y altas del norte y en la fachada occidental del continente euroasiático. Le afectan las masas de aire polar marítimo y polar continental, pero también las masas de aire tropical marítimo, y sólo en ocasiones tropical continental. La constante presencia de masas de aire marítimo hace del clima estable y agradable.
Cuatro son los climas más importantes en Europa:
El clima mediterráneo, el clima marítimo de la costa oeste, el clima seco de las latitudes medias, y el clima continental húmedo, pero también encontramos, en regiones del norte, el clima de los bosques boreales y el clima tundra.
Composición Étnica
En Europa existen gran variedad de grupos étnicos, a causa de las sucesivas oledas migrantes que llegaron a estas tierras. Por este motivo, aunque la mayoría de sus habitantes pertenecen al grupo caucásico, no conservan los caracteres primitivos de la raza blanca. Las etnias resultantes más importantes son: el Nórdico, el Eslavo y el Mediterráneo; le siguen las minorías de ugros, lapones, tosks y los vascos quienes conservan su identidad.
Lengua
El continente europeo es rico en grupos lingüísticos, también consecuencia de la mezcla de los diversos grupos humanos. Las lenguas se pueden agrupar en troncos así: indoeuropeos y Uralo-altaica.
Dentro del grupo indoeuropeo se encuentran:
- Lenguas germánicas que comprenden el alemán, el holandés, el flamenco, el inglés y el subgrupo nórdico: Irlandés, sueco, noruego y danés.
- Lenguas latinas como el castellano, el portugués, el catalán, el francés, el italiano, el rumano y el moldano.
- Lenguas griegas y albanesa.
- El uralo-altaica comprende la lengua fino-ugrio, de la cual surgió el húngaro, estonio, finés y el lapón.
Religiones
Los europeos profesan la religión cristiana, que tuvo origen en la ciudad de roma. El cristianismo se difundió con gran rapidez porque proclamaba la igualdad entre los hombres, el amor a Dios y en general significó una nueva esperanza. Se divide en tres grupos según las creencias y las prácticas religiosas: Católicos, ortodoxos y protestantes.
- Católicos: Significa iglesia universal, se dicen católicos, apostólicos y romanos; obedecen al papa como principal jerarca de la iglesia, quien reside en la ciudad del vaticano o Estado pontificio, situado en la ciudad de Roma.
- Ortodoxos: Corresponde a la iglesia del oriente, que buscó hacer unas modificaciones profundas en el cuerpo jerárquico de la institución y causó el cismo de oriente en 1054; dio origen a la religión ortodoxa con sede en Bizancio. Predomina en Europa Oriental y en el mundo hay 130 milloones de adeptos.
- Protestantes: El protestantismo nació como una reacción de algunos sectores frente a la decadencia de la iglesia romana, Martín Lutero fue el primero en preocuparse por dar una nueva interpretación a los problemas teológicos, a partir del movimiento de la Reforma, surgido en Alemania. En Suiza surge el calvinismo y así se va diversificando cada vez mas el pensamiento protestante, formando las iglesias evangelista, anglicana, presbiteriana, pentecostal, anabaptista.
Países de Europa Atlántica y Mediterránea
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
Población:
59.657.101 personas
Superficie
terrestre: 240.880 Km2
Capital:
Londres
Moneda: Libra esterlina
Idioma: Inglés
Nombre
Oficial: United Kingdom of Great
Britain and Northern Ireland.
División administrativa: 39 condados (countries) y 7 distritos metropolitanos.
Capital: Londres, con 8.174 millones de habitantes (2011)
División administrativa: 39 condados (countries) y 7 distritos metropolitanos.
Capital: Londres, con 8.174 millones de habitantes (2011)
Otras ciudades:
- Birmingham
- Leeds
- Sheffield
- Glasgow
- Bristol
- Liverpool
Gobierno: Monarquía constitucional parlamentaria.
Isabel II, reina y jefa de
estado desde febrero de 1952.
Fiesta
nacional: el segundo sábado de junio, celebración del cumpleaños de la
reina.
Dependencias:
- Anguila
- Bermudas
- Gibraltar (España)
- Islas Malvinas (Argentina)
- Islas Vírgenes Británicas
- Irlanda del Norte, Montserrat
- Islas Caimán
- Guernsey
- Jersey
- Man
- Turcas y Caicos
- Santa Helena
- Territorios Británicos del Océano Índico (Mauricio)
- Pitcairn (Oceanía)
El Reino Unido está constituido por Inglaterra, Gales, Escocia (que juntos forman Gran Bretaña) e Irlanda del Norte. Su geografía es variada, con costas acantiladas, tierras altas y bajas o numerosas islas menores frente a la costa escocesa. El pico más alto es el Ben Nevis, en Escocia, que alcanza una altura de 1 344 metros.
El Reino Unido es una monarquía constitucional y una democracia parlamentaria.
Los ingleses suponen más del 80% de la población, los escoceses casi el 10% y los galeses e irlandeses, la mayor parte del resto. El Reino Unido también acoge diversas comunidades de inmigrantes procedentes, sobre todo, de sus antiguas colonias del Caribe, India, Pakistán, Bangladesh y África.
La economía, una de las mayores de la UE, está desplazando gradualmente su centro de gravedad hacia el sector de los servicios, aunque mantiene su capacidad industrial en el sector de las altas tecnologías entre otros. La City de Londres es una de las principales plazas financieras del mundo.
Cuna de la revolución industrial, el Reino Unido ha dado muchos grandes científicos e ingenieros como, por ejemplo, Isaac Newton y Charles Darwin. El padre de la economía moderna, Adam Smith, era escocés. La literatura inglesa cuenta con un sinnúmero de poetas, dramaturgos, ensayistas y novelistas, desde Geoffrey Chaucer, William Shakespeare y sus coetáneos, hasta una plétora de escritores modernos como J. K. Rowling y Doris Lessing, galardonada con el Nobel.
En el Reino Unido el visitante puede encontrar diversas especialidades regionales y tradicionales que despertarán su curiosidad. Por ejemplo, en Escocia puede probar los Arbroath smokies (eglefino ahumado y ligeramente cocinado) o, en Irlanda del Norte, empezar el día con una Ulster fry, fritura de tocino, huevos, salchichas, panecillos de soda y pan de patata. Una especialidad tradicional galesa es el laverbread, alga presentada en pastelillos confeccionados con harina de avena y fritos, acompañados con huevos, tocino y berberechos. Un plato tradicional del norte de Inglaterra es el estofado de Lancashire, preparado con cordero o vaca, patata y cebolla.
Londres
Fundada en
época romana hace dos milenios, Londres es la
espina dorsal del Reino Unido y
una de las ciudades más atractivas del mundo. Tierra de oportunidades, abierta
al comercio desde la Revolución Industrial, y heredera de un rico pasado
colonial, la City londinense es y será punto de confluencia de incontables
etnias y culturas. Historia,
ocio, cultura y mucha diversión son algunos de los alicientes que
ofrece esta seductora metrópolis, que además se está esmerando en lucir su
mejor aspecto de cara a las Olimpiadas de 2012.
Y no es cosa
fácil, porque Londres ha brillado siempre por sí misma con una herencia de
siglos. Un rápido vistazo en el mapa allá corrobora que hay lugares de interés a cada lado del Támesis,
empezando por el célebre puente de Londres que lo atraviesa y acabando por el
Big Ben, el Museo Británico, las vistas desde el London Eye, o el barullo de Picadilly Circus oTrafalgar Square, siempre coronada por la
estatua del Almirante Nelson.
British donde se precie, Londres ha sabido erigir
monumentos emblemáticos por cada pilar fundacional de la nación: lo vemos en Buckinham palace, en el Parlamento británico, y
en la grandiosa Abadía de Westminster. Esta última está distinguida como
Patrimonio de la Humanidad junto a la Torre de Londres, el asentamiento de Greenwich
y el Real Jardín Botánico de Kew.
Pero Londres
puede ser sencillamente una ciudad para dejarse llevar: ya sea buscando con una
lupa la legendaria casa de Sherlock Holmes en Baker Street, o a través del
viejo señorío victoriano de Saint James. Otra opción, tras impostergable descanso
de rigor en la hierba de Hyde Park, será dar un agradable paseo
por Kings Road, en Chelsea, para ver si nos topamos con alguna celebrity, o
entre las fachadas de divertidos colores de Notting Hill.
O quizás
prefieras hacer cuentas de cabeza para averiguar la convertibilidad de la libra
y sucumbir a la tentación de una
tarde de compras en Sloane Street, donde encontraremos las
primeras marcas, u optar por ir al mercado del Covent Garden o a los
emblemáticos almacenes Harrods. Y por la noche, dejarse caer por el Soho, donde
las noches brillan con más intensidad de los días, gracias a las luces de los
muchos bares y clubs.
Más que una
simple capital, Londres es una metrópolis en estado puro, donde se puede
encontrar de todo y a cualquier precio: desde una infinita gama de fast food,
concatenando las calles con olor a especias, a restaurantes de primerísimo
nivel como el Gordon Ramsay, o el del chef Alain Ducasse en The Dorchester. Un dato desmiente la mala fama
de la comida inglesa: en
Londres hay más restaurantes con estrellas Michelín que en todo el territorio
español.
Londres es
una ciudad tan madura que ha sabido llevarse la contraria a sí misma para
seguir creciendo: como se vio en los años sesenta, cuando los chicos malos del
rock se empeñaron el levantarle las faldas a la vieja moral victoriana. Ni sir
Winston Churchill, ni Margaret Thatcher lo hubiesen comprendido. Pero Londres tuvo una eclosión de talento rebelde
que logró influir en el mundo entero, con movimientos como el
glam o el punk, y una incontable gama de tribus urbanas de estética propia, que
no obstante, nunca lograron desentonar del todo dentro de una vorágine como la
de la City. Así es Londres: orgullosa de estar siempre a la vanguardia, pero
manteniendo sus raices y la más fina ironía. No en vano, ahora Mick Jagger
también es sir.
Y es que, a
pesar de que el clima no siempre acompañe, a Londres le gusta interactuar con
la gente: se ve en sus muchos bares de música en vivo, en museos de arte
moderno como la Tate Gallery, en mercadillos alternativos como
Candem, o como bien se resume en su arraigados cimientos parlamentarios. De
tradición portuaria, le debe al Támesis haber recibido influencias coloniales y
comerciales con cada rincón del globo. Lo
corroboran las más de 300 lenguas que se escuchan cada día en sus calles,
donde se recoge una de las tasas de matrimonios mixtos más altas de Occidente.
Una ciudad que, con o sin lluvia, sabe acoger a sus visitantes bajo un paraguas
siempre abierto.
Francia
A Napoleón Bonaparte se le
atribuye una célebre (aunque no por ello verdadera) intervención en la que
solemnemente, ordenaba a sus tropas emprender cuanto antes una expedición
alegando que Francia
era un país "demasiado bello" como para estar alejado de él mucho tiempo.
En Condé
Nast Traveler comprendemos perfectamente la morriña que debía acusar el
Emperador en sus largas campañas en el extranjero porque, de norte a sur,
Francia tiene razones de sobra para ser el destino
turístico número uno del mundo.
Para empezar,
por supuesto, está París.
La capital francesa seduce a millones de visitantes cada año con su inabarcable
oferta cultural, arquitectónica, su vida nocturna, sus boutiques de moda, los paseos a lo largo del
Sena y monumentos tan emblemáticos como el Arco del Triunfo, La Catedral de Nôtre Dame o
la Torre Eiffel, espolvoreados a lo largo y ancho
de la ciudad de las luces.
Cada rincón
de la ciudad, además, tiene la capacidad de evocar
episodios históricos o literarios mil veces reproducidos en algunas de
nuestros libros de cabecera. Por ejemplo, uno puede sentarse a degustar un buen
café o uno de los platos del día escritos en abigarradas pizarras en algún
bistrots parisinos, y tratar de imaginar que Simone De Beauvoir o Jean Paul
Sartre podrían ser los vecinos de la mesa de al lado.
Pero para no caer en el pecado
mortal del centralismo, tan tradicionalmente atribuido a los enamorados de
París, vamos a enumerar sólo algunos de los puntos fuertes que harán que
cualquier viajero descubra que Francia es mucho más que su capital.
Historia: Bretaña, con sus megalitos de
Carnac y toda una tradición de invasiones celtas; Normandía,
con sus famosas playas donde se produjo el desembarco de los aliados durante la
Segunda Guerra Mundial o Chartres,
con su espectacular y asimétrica catedral, son sólo algunas de las paradas
obligadas para visitantes que quieran impregnarse de la historia gala. También
hay ciudades de marcada impronta medieval, como Carcassone que
conservan en sus recónditas callejuelas y en sus edificios de piedra su sabor
más antiguo.
Saber vivir gastronómico: el amor y la devoción por la
buena comida ha encumbrado a la gastronomía francesa en el más alto pedestal
del hedonismo culinario. Disfrutar de manjares
como sus quesos variados, los
cruasanes o las baguettes
recién salidas del horno de una pequeña panadería, los champagnes
típicos de la ciudad de Reims, los vinos de Burdeos, los sabrosos almuerzos en
los bistrós parisinos o las ostras de la costa atlántica es sólo la punta del
iceberg de lo que le espera al paladar del neófito visitante.
Castillos, palacios y mucha arquitectura: Las estampas más típicas y
tópicas de postales de Francia suelen mostrar un castillo rodeado de suntuosos
jardines o plantado como por arte de magia en medio de un frondoso viñedo.
El Valle del Loira, río que
recorre más de 1.000 kilómetros, está circundado de impresionantes castillos de
cuento que reflejan la herencia de la ya extinta alta sociedad francesa. Si el
visitante prefiere decantarse por la majestuosidad en estado puro, le
recomendamos que visite el Mont St. Michel, en
Normandía, un misterioso conjunto arquitectónico protegido por los caprichos de
la marea.
Paisajes y naturaleza: desde los azules imposibles de
las playas Costa Azul, pasando por los interminables bosques de los Pirineos franceses
o los mismísimos Alpes, que ofrecen cobijo a los enamorados de la montaña,
Francia cuenta con un amplio abanico paisajístico y natural que invita al
viajero a lanzarse a descubrir sus senderos y parques nacionales.
Que Visitar
Museo de Historia Natural
El Museo de Historia Natural de París guarda en su interior una grata sorpresa para
todos los públicos: Gran Galería de la Evolución, que como si de una representación de la subida
al Arca de Noé se tratara, escenifica en tres actos la evolución de las especies animales de
la Tierra. Imprescindible para los amantes de los 'bichinos'.
Pont au Change
Las 'N' que
pueden verse dentro de girnaldas de piedra en el Pont au Change, son en honor de Napoleón III y
no por las hazañas del Gran Corso. Tenlo en cuenta cuando pases por allí y las
veas.
Galerie Colbert
La Galerie Colbert, levantada a imagen y semejanza de su vecina Galerie Vivienne (aunque nunca alcanzó su éxito comercial), es conocida
por su cúpula interior. En ella podemos ver una estatua que representa
al personaje mitológico Eurídice, cuando es picada por una serpiente, copia en bronce de la
que atesora el Louvre, obra del escultor Charles-François Lebœuf. Ya no hay tiendas que contemplar aquí, pero pasear por ella
es como hacerlo por un pacífico (y vacío) museo.
La France Renaissante
La estatua de La
France Renaissante casi origina un conflicto diplomático
entre Francia y Dinamarca. La comunidad danesa de París le encargó en 1930
a Holger Wederkinch la creación de una escultura que representara a Juana de Arco para
obsequiársela a la ciudad. Pero las autoridades consideraron que la actitud en
la que se mostraba a la heroína era demasiado bélica, por lo que se decidió
cambiar el nombre de la misma al de El resurgir de Francia, que en un primer momento disgustó al embajador
danés, pero que más tarde, calmados los ánimos, resultó perfecto.
Paris
"Al otro lado de la balanza, encontramos París. Esa ciudad, tal
vez porque no se acaba nunca y porque, además, es maravillosa, puede con todo,
puede con todas las causas que el hombre encuentra para ser infeliz (...) ¿Qué hacía, Dios mío, desesperado en
París? No se podía ser más imbécil".
Así describe
Enrique Vila-Matas su juventud absurda en un París en el que Hemingway,
por el contrario, dijo que había sido "muy pobre y muy feliz".
La historia de la literatura está plagada de auténticos tratados sobre la
ciudad disfrazados en novelas. Cada uno de sus rincones evoca hasta al
viajero más despistado miles de referencias literarias, poéticas y
cinematográficas. París se ha granjeado a lo largo de la
historia todo tipo de reputaciones y, posiblemente, merezca todas ellas: la más
romántica del mundo, la más culta, la más refinada... pero por muy largo que
sea el etcétera de apelativos y adjetivos que se le han asignado, siempre se le
quedan cortos.
La ciudad
está organizada en los llamados 'Arrondisements' (distritos) numerados del 1 al
20 que se distribuyen concéntricamente, formando una especie de espiral con forma de
caracola. Los parisinos tienen una concepción muy precisa de
estos compartimentos y, bajo la placa de cada calle, el visitante puede
encontrar el número al que corresponde. La ciudad está atravesada por el Sena,
que divide París en una zona al norte y otra al sur.
Se empiece
por el punto que se empiece, no hay forma de ir a dar con un barrio que no
sea de interés: se pueden revivir los tiempos del cancan y el
cabaret o seguir los pasos de Amélie Poulain en Montmartre; recorrer extasiado
las mansiones (Hôtels) o tomar algo en uno de los modernos locales del Marais;
hojear libros antiguos en los puestos que bordean el Río Sena; callejear por
los mercados callejeros del Barrio Latino; perderse en intrincados jardines a
la francesa, como Luxemburgo o las Tullerías.
El centro de la ciudad tiene un
tamaño perfecto para recorrerlo a pie. A cada pocos pasos encontramos un
monumento histórico famoso, o un acogedor café, o una elegante boutique o un
concurrido bulevar.
Pocas capitales europeas cuentan con un inventario de
puntos de interés tan largo como el de París: la Torre Eiffel, Notre-Dame,
Campos Elíseos, la Place Vendôme, el Arco del Triunfo, la Bastilla, la Ópera de
Garnier, los Grandes bulevares, la Sorbona o el Pont Neuf, por nombrar solo
algunos de ellos.
La oferta cultural puede
llegar a resultar abrumadora. Algunos de los museos más importantes de Europa
se concentran en solo unos cuantos kilómetros cuadrados: el inmenso Museo Louvre, con obras y tesoros provenientes;
el Centro Pompidou, brújula cultural y artística o
el Museo d'Orsay, con su espectacular colección de
arte impresionista y post - impresionista.
Si prefieres
huir de las aglomeraciones de las piezas únicas que albergan los museos más
famosos, siempre podrás sustituirlos por propuestas menos concurridas, como el
coqueto Museo Picasso, los jardines del Museo Rodin o
el Palais du Tokio.
Por
supuesto, hay alojamientos para todos los gustos:
desde hoteles de estilo palaciego a hoteles contemporáneos, desde hoteles
vanguardistas a hoteles clásicos. Además, París ofrece una exquisita
cocina y cuenta
con una gran variedad de restaurantes, desde
tradicionales bistrots, hasta elegantes y modernos restaurantes, pasando por
establecimientos galardonados con una estrella Michelin.
La Défense
El distrito financiero de París se alza al oeste de la ciudad, como prolongación
de su eje histórico. Habitado principalmente por rascacielos, hombres y mujeres
de negocios y edificios modernos, fue François Mitterrand quien
recuperó la idea de urbanizar La Défense para
dotar a París de una gran avenida monumental que llevaba siglos en ciernes. El
barrio se levantó ante el asombro de los parisinos, que vieron cómo un nuevo
arco, el Gran Arco de la Fraternidad, de dimensiones mastodónticas, se alineaba con el
eje triunfal ya existente. Sin embargo, por cuestiones ópticas, éste tuvo que levantarse algo girado, 6,3
grados, para que el efecto visual fuera perfecto, aunque las malas lenguas dicen
que es porque si no se construía así, sus cimientos se hubiesen comido parte de
la línea 1 de metro que pasa por debajo de él.
España
Separada de África por el estrecho de Gibraltar, y de Europa por la cordillera pirenaica, España es
un país abierto al mar, hecho que ha influido de modo determinante en su
historia. Del mar llegaron diferentes pueblos para asentarse, como los
cartagineses, Roma y los musulmanes. Y el mar fue punto
de partida de la expansión geográfica por el Mediterráneo y del descubrimiento
de América. Todo esto esto explica, en parte, la impresionante
riqueza cultural que posee España, producto de la superposición
de diferentes culturas, que han proyectado su influencia en todos los ámbitos:
en el modo de ser de su gente, en el comercio, en la gastronomía, el idioma y
en su inmenso patrimonio cultural.
Esta
variedad ha acostumbrado a España a ser tierra de acogida, como atestigua desde
hace siglos el Camino de Santiago. Y es que pocos países aglutinan tantos
alicientes: buen clima, un enorme perímetro de costa y
playa, tradiciones genuinas como el flamenco, museos como el Prado, ciudades de primer nivel como Madrid y Barcelona,
buena mesa, la fama de sus bodegas, y la certeza de que hasta el más remoto
pueblo de su geografía esconde una iglesia que merece ser visitada.
Los ejemplos
se agolpan a través de las épocas: desde el anfiteatro romano de Mérida, a la
máxima expresión del esplendor musulmán, la Alhambra de Granada; la
impresionante catedral de Sevilla, con el gótico más grande del mundo; el
monasterio del Escorial, símbolo del apogeo de Felipe II y el Imperio español;
el palacio de Aranjuez, de época borbónica; la Sagrada Familia de Gaudí, el museo Guggenheim de Bilbao. O ciudades como Toledo,
Salamanca, Córdoba, Granada, que resultan, en sí, museos vivos a cielo abierto.
Y del cielo
a la tierra, España es diferente por los cuatro costados. El clima atlántico de
la costa norte explica el manto verde que envuelve de Galicia a País Vasco.
Y el sol Mediterráneo, los paisajes que circulan de Málaga a la Costa Brava. Un
país idóneo para el turismo rural y de naturaleza. Y en cada tierra, una mesa
con diferentes ingredientes: del marisco gallego y la contundente fabada
asturiana, a la paella levantina, pasando por el pescadito
frito andaluz y una interminable gama de quesos y embutidos, presididos sin
discusión, y punto en boca, por el jamón ibérico.
Y de la
tradicional sopa del puchero, al nitrógeno líquido de Ferrán Adriá. Porque
España se ha ganado un puesto de referencia gastronómica a nivel
internacional, con 7 restaurante en la cumbre de las tres
estrellas Michelín. Siempre, sin dejar pasar la oportunidad de brindar con una
copa de Rioja o Ribera del Duero, un Albariño gallego o un rosado del Penedés
catalán.
España es un
país que se ve con simpatía desde el extranjero. Algo tiene que ver la fama dediversión nocturna que la precede, como muestran las
legiones de turistas que cada año acuden a San Fermín, las Fallas o la Tomatina
de Buñol. O al veraneo chic de lugares como Ibiza, Mallorca y
Marbella. Todo cabe en España. La tierra que legó al mundo las quimeras de Don
Quijote y las 'Meninas' de Velázquez . Una democracia asentada dentro de
Europa, que puede permitirse desechar lemas trasnochados: Spain ya is not
different, le basta con ser única.
Barrio Gótico
El barrio
Gótico, uno de los paseos imprescindibles en el corazón de
Barcelona. Prueba con las rutas nocturnas, que desvelan el misterio de la historia de la ciudad, de su pasado romano y de la época medieval. Pasa
por la Plaça del Pi, el Montmartre barcelonés, el fin de semana verás a los artistas del pincel
exponer sus últimas obras, o por la Plaza de Sant Felip Neri, donde se encuentra el coqueto Relais & Châteaux Hotel Neri. Repón fuerzas en su nueva terraza Roba Estesa,
un oasis en medio del Gótico. Si lo que te gusta son los anticuarios, tienes
una cita en la calle de la Palla. El más exclusivo, Artur Ramón.
El Borne
Construido sobre un lugar
medieval para justas y celebraciones, sin duda, hoy en día es el mejor sitio
para perderse y deambular por sus callejuelas sin rumbo fijo. Descubrir sus
pequeños y animados cafés y
pasear por sus plazas es uno de los mejores pasatiempos. No te olvides de
curiosear en sus tiendas, este barrio es el centro de la moda vintage y
de los rincones bohemios de la ciudad.
Edificio de la Unión y el Fenix
Es imposible no
querer mirar hacia arriba y contemplar maravillado los altos de esta
emblemática construcción del Paseo de Gracia. Toda una postal. El edificio de la Unión y el Fénix, del mismo modo que en su sede madrileña, situó
en su cúpula una escultura de Ganímedes transportado por un Fénix, aunque en la mitología griega la historia es con un águila,
símbolo de Zeus.
Monumento a la Sardana
En honor a la sardana,
que también fue incorporada a las Fiestas de la Mercè en 1902 para divulgar la
danza ampurdanesa, se levantó en 1965 un monumento en la montaña de Montjuïc, obra del escultor Josep Cañas
i Cañas.
Compuesto por ocho figuras
creadas en piedra caliza, no hay turista que no quiera fotografiarse aquí.
Madrid
Madrid tiene fama de ser una ciudad
abierta, hospitalaria con sus visitantes. Creció a trompicones
y a merced de la sorprendente decisión de Felipe II de ascenderla de pueblo a
capital. Desde entonces, la Villa y Corte de Madrid, ha ido creciendo y
expandiendo su capacidad de influencia. Visita obligada para todos los turistas
que viajan a España,
la capital ofrece muchos atractivos: desde callejear por el castizo barrio de los
Austrias, con la Plaza de Oriente y el Palacio Real,a los muchos edificios
monumentales e institucionales que riegan sus calles, como la Biblioteca
Nacional. O bien paladear el viejo sabor burgués de la arquitectura alfonsina
del siglo XIX en los barrios céntricos. Y si toca descansar, qué mejor que
tumbarse un ratito en el retiro. Monumentos, arte, cultura, y mucha diversión
al alcance de la mano. Todo esto es Madrid.
Y en efecto: diversión. Las noches de Madrid tienen
merecida fama en todo el mundo, pero las horas de luz también
ofrecen alicientes para el entretenimiento. Lo vemos en el "Pequeño
Broadway” de la Gran Vía, donde se estrenan los mejores musicales llegados de
todo el mundo, o en los muchos teatros de la capital. Con la cultura siempre al
alcance de la mano. Ya sea en el Museo de Arte Moderno Reina Sofía, donde
podremos ver 'El Guernica' de Picasso, o en la colección del Museo Thyssen. Pero siempre, teniendo como
primera referencia al Museo del Prado, entre cuyas paredes podremos
admirar obras maestras de Velazquez, Goya o Rubens.
Y es que de
todo cabe en Madrid, desde una discusión sobre fútbol en el bar de
la esquina, a la Milla de Oro del barrio de Salamanca, donde
las mejores tiendas del mundo abren sus puertas a clientes que saben que Madrid
siempre estará a la altura de su caché. Desde el Orgullo gay del barrio de
Chueca, a los restaurantes y anticuarios del Barrio de las letras. De todo hay
en la ciudad que un día fue capital de un imperio en el que nunca se ponía el
sol, y que siglos después terminó siendo cuna gamberra de la movida de los 80.
Donde los chulapos siguen compitiendo en lanzar el mejor piropo retrechero,
como asegura el chotis. Una ciudad cargada de tradiciones propias y
ajenas, donde uno puede dejarse caer en divertidos antros de
Malasaña, u optar por disfrutar de una caña en una terraza de Lavapiés, entre
carnicerías árabes y olor a especias.
Como toda
ciudad española que se precie, Madrid ofrece una gastronomía
tradicional, con tascas y tabernas de olor intenso y griterío
inevitable, donde probar desde un calentito cocido madrileño, una ración de
callos, a los legendarios bocadillo de calamares de la plaza Mayor. Y como
capital que es, también ofrece lo mejor, como bien atestiguan las estrellas
Michelin de restaurantes como el Kabuki Carmona, la Terraza del Casino o el Santceloni. Claro que la alta cocina también ha
sabido cambiar su look: de ahí el aumento de gastrobares en la ciudad,
donde se puede disfrutar de los platos más selectos en forma de tapas. Una
vuelta a la tradición, como también vemos en los mercados remodelados de San Miguel y San Antón, donde se pueden comprar a la antigua
usanza, los productos más variados y sofisticados del planeta.
De Madrid al
cielo, dice el viejo refrán castizo. Donde, no obstante, es fácil acabar
exasperado en pleno atasco, esquivando obras y coches en doble, triple o
subsiguientes filas. Pero también es una ciudad de mente abierta,
de avenidas metropolitanas y tiendas de barrio, que sabe abrir sus brazos de
par en par (pero sin perder nunca de vista la cartera en el metro). Porque más
sabe el diablo por viejo que por diablo. O por castizo, como bien añadiría
Madrid. Referente para el resto de España, moderna, tradicional y atractiva. Una ciudad
que le gusta la vida y ser vivida. Y, definitivamente, simpática.
Museo Nacional del Romanticismo
Ubicado en un antiguo palacio
patrimonio del marqués de Matallana (de 1776), reabrió sus puertas en 2009 tras
una profunda reforma que ha permitido que su colección de arte y antigüedades
de la etapa romántica luzcan como es debido.
En el interior de esta Casa
Museo, el Café del Jardín se
ha convertido en la cuita más compartida entre los que alardean de conocer
rincones apenas colonizados del barrio bohemio. Esta cafetería
propone una exhaustiva carta de cafés, tés y bollería que
haría enloquecer a Alicia (del País de las Maravillas). Además hay opciones para un banquete ligero. Lo mejor del espacio, un tranquilo jardín, verde durante todo el año, que cuida de los que saben respetar el silencio.
Matadero
Recién estrenado el siglo XXI los
sabuesos más avispados de la comunidad cultureta regional empezaban a rastrear
las grandes naves antaño dedicadas a transformar vacas
en solomillos. Si hay un lugar, alejado del circuito del arte, que se ha
convertido (en apenas once años) en centro de creación artística de referencia,
ése es el Matadero. El Matadero es
hoy un centro de creación contemporánea, con impresionantes espacios para
exposiciones, talleres, obras de teatro, cine y actividades variadas en torno a
estos temas y más.
Se puede realizar una visita
guiada, donde se recorren tanto los espacios abiertos, en los que se explica el
proyecto que se muestra o en el que se está trabajando en ese momento, como los
espacios habitualmente cerrados al público. .Son gratuitas y se organizan
previa solicitud en el 91 5177 309 o bien a través de info@mataderomadrid.org.
Además,
entre sus cien mil m2, encontrarás un rincón para llenar
el estómago y alimentar la buena vida.
Diseñado por Emilio Esteras,
el bar-café teatro se
integra en la Nave 12, en el mismo espacio de las Naves del Español, la sede
alternativa del emblemático teatro. La cafetería, de techos altos y suelos de
madera, se resume en una barra lateral donde reinan la tortilla, las croquetas y la cerveza
madrileña por excelencia, una platea en mitad de la sala (como
si se tratara de una pieza de Lego) y un coqueto escenario dedicado a charlas,
presentaciones y conciertos de lo más íntimo. Junto a la reciente Cineteca, en
el mismo lugar donde se emplazaba la caldera del Matadero, la Cantina, una diáfana y vanguardista
cafetería, apunta maneras como punto de
encuentro de modernos.
Terminal T4 de Barajas
Diseñada por Richard Rogers Partnership en cooperación con el Estudio Lamela
Arquitectos, la T4 del aeropuerto de Barajas madrileño fue premiada con el
prestigioso Stirling de
arquitectura en 2006. Una de las terminales más vanguardistas y
modernas de las que existen en Europa, reconocida por su techo ondulado y la
acogedora e invasora luz natural, la T4 alberga las operaciones de Iberia y de
todas sus alianzas en Oneworld.
Y de esta
terminal, además de despegar y aterrizar casi 120 aviones a la hora, lo hacen
también 105 halcones, que viven en la
terminal y cuyo único cometido es espantar al resto de aves de las pistas de
operaciones. Vamos, una especie de pasaje del terror para pájaros.
Jardines de Sabatini
Los jardines de Sabatini, frente al Palacio Real, no
fueron el regalo de ningún rey a su reina ni nada por el estilo. Con la
proclamación de la II República, el gobierno
decidió incautar las antiguas caballerizas de palacio para regalarle al pueblo
un espacio verde. Puro amor patriótico.
A
día de hoy, estos jardines son bastante frecuentados por los madrileños, y en
verano incluso son un lugar de disfrute de música y espectáculos al aire libre.
Sin duda, un lugar tranquilo,ideal para
descansar de un
ajetreado día recorriendo el centro de la ciudad.
Barcelona
Es la
segunda ciudad más grande de España, es industrial y comercial además de uno de
los puertos más importantes del Mediterráneo. Una de las zonas más bonitas de
la ciudad es el Barrio Gótico, cerca de la estación del tren, tiene un museo
con una bella colección de las primeras obras de Picasso, también se encuentran
La Antigua Catedral, el Palacio Episcopal, el Palacio de la Generalitat, la
Plaza del Rey, la Plaza de Cataluña; quienes tienen una arquitectura que
rivaliza con el esplendor Barroco de Europa Central.
Islas Canarias
Las
Islas Canarias, de origen volcánico, forman parte de la Macaronesia y en España
también se conocen por el nombre de Las Islas Afortunadas. Tienen un entorno
natural único que incluye paisajes volcánicos, playas de arena negra, especies
vegetales endémicas, bosques de pino canario y bosques de laurisilva, que es un
tipo de vegetación muy verde y frondosa que solo subsiste en algunas islas del
Atlántico. En estas islas hay cuatro parques nacionales españoles. Por otra
parte el clima es muy benigno, con unas temperaturas medias entre los 22-30ºC
durante todo el año.
La Isla
Tenerife, es la más grande de todas y está dominada por el Teide, un volcán
inactivo de 3.718 metros que es el pico más alto de toda España. El Parque
Nacional de las Cañadas del Teide tiene bastantes lugares para visitar (como
los Roques) además del Teide. La capital de la isla Santa Cruz de Tenerife es
una ciudad cosmopolita con una herencia arquitectónica muy interesante. El
Puerto de la Cruz es el mejor complejo turístico de la isla, y además también
tiene edificios históricos del siglo XVII. Otros sitios que merece la pena
visitar en la isla son La Laguna, La Orotava, el Valle de Ducanca, Güimar,
Garachico, Tacoronte, y Los Cristianos.
La Isla
de Gran Canaria es la tercera más grande del archipiélago y su capital es Las
Palmas de Gran Canaria. También se la conoce por el nombre de "el
continente en miniatura" por la variedad y riqueza de su flora. Hay playas
fabulosas como la Playa del Inglés y Maspalomas. La capital tienen el puerto
más importante de todas las Canarias además de algunos lugares históricos para
visitar como el Museo de Nestor, la Ciudad Vieja y la Catedral de Santa Ana de
estilo gótico. Otros lugares interesantes para visitar son: Telde, Tejada,
Ingenio, San Bartolomé de Tirajana (que está situado en el cráter de un
volcán), Agüimes, Arinaga, San Agustín, Galdar y Agaete.
Islas Baleares
Las
Islas Baleares están formadas por un grupo de cinco islas: las cuatro citadas
arriba y la pequeña isla de Cabrera. El archipiélago está situado enfrente de
la costa valenciana y a 193 km. al sur de Valencia. Su clima privilegiado y sus
maravillosa playas la convierten en uno de los principales destinos turísticos
de España.
Mallorca
Es la
isla más grande del archipiélago y la que más cosas tiene para ver. Hay muchas
excursiones, de medio día o de un día entero, que pueden iniciarse desde Palma,
la capital de la isla. Entre ellas destacan la visita al Puerto Soller, que
puede hacerse en un tren especial; y la excursión a la Península de Formentor,
que está en el extremo noreste de la isla y es conocida por sus pinares, calas
aisladas, bahías medio escondidas y pueblos de montaña.
La isla
tiene 300 km. de litoral. A parte de los complejos turísticos alrededor de
Palma, la mayoría de los restantes se concentran en la costa oriental, siendo
la zona norte la menos explotada. El interior es montañoso y la carreteras
pocas veces siguen la línea costera.
Palma
la
capital, es un gran puerto del Mediterráneo con larga historia de comercio
marítimo. La parte vieja de la ciudad está bellamente situada en la Bahía de
Palma, mientras que la parte más moderna se extiende hacia el este y el oeste.
En Palma vale la pena visitar el Castillo de Belver, la Catedral La Seo, el
Palacio del Arzobispado, la Iglesia y Monasterio de San Francisco y la Iglesia
de Montesión.
Menorca
Es la
segunda isla más grande del archipiélago y está a 40 km. al noreste de
Mallorca. La capital de la isla es Mahón (en la costa oriental) y sus mejores
monumentos son la Casa Consistorial, la Iglesia de Santa María y la Iglesia de
San Francisco. Hay una buena autopista que lleva desde Mahón hasta Ciudadela,
justo en la otra punta de la isla. Ciudadela era la antigua capital de la isla
y aquí se puede visitar la Catedral y varios Palacios e Iglesias medievales. La
carretera atraviesa la isla y no se asoma a la costa, pero desde estas dos
ciudades se puede acceder fácilmente a la playa. A diferencia de Mallorca,
Menorca ha preservado sus tradiciones ganaderas y de trabajo de productos de
cuero, lo que la hace económicamente menos dependiente de los ingresos
generados por el turismo.
Ibiza
Es la
tercera isla del aeropuerto y uno de los destinos más populares, especialmente
para los turistas jóvenes. La isla todavía conserva parte de su atmósfera
tradicional. Además de por las enormes playas de arena que se encuentran al sur
de la capital, el paisaje de Ibiza está dominado por pinares y huertos. La
capital, Ibiza, está dominada por la Dalt Vila. Otras dos ciudades bastante
turísticas de la costa son San Antonio Abad y Santa Eulalia del Río.
Andalucía
Andalucía
es la región española más meridional y su costa se extiende frente a la costa
magrebí. Es también la que conserva más monumentos, ejemplos arquitectónicos e
influencias culturales de los árabes que tuvieron su reino en estas tierras
hasta finales del siglo XV. Comprende ocho provincias y es la comunidad autónoma
más grande de España. Su paisaje combina montañas, playas, campos de olivos,
naranjos, limoneros y viñedos, entre ciudades de casas encaladas con los
famosos patios andaluces.
Sevilla
Sevilla
conserva muchas huellas de la ocupación árabe, una de las principales ciudades
de España, a la que se puede llegar desde Madrid en poco más de dos horas con
el tren AVE de alta velocidad. Es la cuna del lengendario Don Juan de Carmen.
Su Catedral es un gran edificio de estilo gótico que conserva una magnífica
colección de arte y de piedra grabada, y el lugar donde descansan los restos
del Cristóbal Colón y de San Fernando. Entre los monumentos de la ciudad
destacan: la Giralda, el Alcázar (que era el palacio fortaleza de los reyes
árabes), la Torre del Oro que se dice esta cubierta de baño de oro y el Río
Guadalquivir. Entre sus fiestas destacan por la parte religiosa, la Semana
Santa y por la pagana la Feria de Abril, donde las mujeres sevillanas sacan sus
mejores trajes de lunares y donde se puede pasar la noche comiendo, bebiendo y
bailando sevillanas en las casetas iluminadas que se montan para la ocasión. Se
debe preveer con anticipación la visita en esas épocas, pues el alojamiento es
escaso.
Granada
Granada
es sin lugar a dudas la que posee el mejor monumento que dejaron los árabes en
España: la Alhambra. Su belleza se sintetiza en el dicho popular de "no
hay mayor desgracia que ser ciego en Granada". La Alhambra era el palacio
fortaleza de los reyes árabes, y está rodeada por los exquisitos jardines de El
Generalife, con multitud de fuentes y una utilización magistral del agua que
aún sirve para refrescar los tórridos días de verano. La Alhambra es
posiblemente el edificio más espléndido en reliquias, el sólo conjunta el paso
de épocas y de numerosas civilizaciones que marcaron en el país. La magnífica
Catedral de Granada contiene las tumbas del rey Fernando y de la reina Isabel.
Granada tiene un sistema de tarjeta turística que da acceso a seis monumentos
importantes de la ciudad y al uso libre de los autobuses locales.
Málaga
A pocos kilómetros de las ciudades más turísticas de la zona
que son Marbella y Torremolinos. Gracias a que tiene 160 km. de litoral,
todavía es posible encontrar playas que no estén demasiado abarrotadas.
Italia
Población: 57.449.456 personas
Superficie terrestre: 294.110 Km2
Capital: Roma
Moneda: Euro
Idioma: Italiano
Superficie terrestre: 294.110 Km2
Capital: Roma
Moneda: Euro
Idioma: Italiano
Nombre
oficial: República Italiana.
División
administrativa: 20 regiones divididas en 95 provincias.
Capital: Roma, con 2.796.102 Habitantes.
Otras
ciudades:
- Milán (Milano)
- Nápoles (Napoli)
- Turín (Torino)
- Palermo
La
región norte del país está formada por la llanura del Po, limitada por los
Alpes. Es el centro de la actividad económica y tiene la mayor concentración
industrial y agrícola del país. En la península, dividida longitudinalmente por
los Apeninos, predomina la actividad pecuaria y la agricultura, especialmente
los cultivos de olivos y viñas, que ocupan también la faja costera del extremo
sur. La Italia insular comprende Sicilia y Cerdeña e islas menores.
Roma
Roma es una ciudad viva anclada
en el tiempo, donde en cada esquina nos espera un testimonio de su inmenso
pasado: de la época Antigua a la renacentista, de la medieval a la actual. Por
eso Roma deja siempre la estimulante sensación de que nunca se termina de
conocerla del todo. En ninguna otra parte del mundo encontraremos la riqueza
patrimonial de esta ciudad que ya nació mítica, hace 2700 años,
de la mano de Rómulo y Remo.
Un buen
método para enfocar la visita nos lo delimita su propia cronología histórica.
La primera parada la encontraremos en la Roma Antigua, que se extiende de la
Piazza del Campidoglio a la colina del Palatino. Ahí veremos el Panteón de
Agripa, construido por Adriano entre los años 118-128 d.C, y cuya impresionante
cúpula entró en el siglo XX conservando el mérito de ser la más grande del
mundo. Y después, el foro romano y el cercano Anfiteatro Flavio, es decir, el
emblemático Coliseo,
donde tenían lugar las luchas de gladiadores y espectáculos públicos.
También podemos visitar las termas de Diocleciano y Caracalla, cuyos mármoles
fueron expoliados para levantar la nueva y esplendorosa Roma del Renacimiento.
Caída en
desgracia tras el colapso del Imperio, Roma vivió una segunda
época de oro a finales del siglo XV, cuando la familia Medici
se hizo con el Papado, trayendo consigo el estilo renacentista nacido en
Florencia. Fue entonces cuando se levantó la Basílica de San Pedro del Vaticano, cuna de la
Cristiandad y uno de los mayores tesoros patrimoniales del mundo, como ya
adelanta en la entrada la espectacular Columnata de Bernini. Cerca
encontraremos la entrada a los Museos Vaticanos, cuyas paredes suntuosas
paredes muestran las obras de los mejores artistas del Renacimiento, coronados
por la sobrecogedora Capilla Sixtina, de
Miguel Angel.
Pero Roma es
todavía mucho más, plagada de villas y palacios, lo más acertado es perderse por
sus barrios a un lado y otro del río Tiber, como el Trastevere,
e impregnarse del atractivo modo de vida de sus habitantes. Entretanto,
encontraremos palacios, ruinas romanas e iglesias renacentistas. O quizá pasear
por los jardines del museo de Villa Borghese, donde dentro se puede admirar
esculturas de Bernini, y lienzos de Tiziano y Caravaggio.
Pero si hay
un trayecto obligado es recorrer la vía Sistina que va de la Piazza del Popollo
al monumento fascista a Vittorio Enmanuelle. Conglomerado de épocas y estilos,
en las calles colindantes podremos entender porque Roma fue considerada un día
la caput mundi, la capital del mundo. Y ver la Piazza Navona, el palacio
Barberini, el Ara Pacis de Augusto, la residencia del Quirinal y la
impresionante escalinata de la Piazza de Spagna. Hasta acabar
frente a la Fontana di
Trevi, para cumplir con la tradición de arrojar una moneda al agua, y esperar que la leyenda nos conceda
el deseo de volver pronto a Roma. La ciudad eterna, que nunca termina de
recorrerse.
Plaza Cavalieri di Malta
La colina del Aventino guarda
un secreto a voces. En contra de todas las leyes de Murphy, al fisgonear por la
cerradura del Palacio de los Caballeros de Malta, en la Plaza
Cavalieri di Malta, encontrarás la cúpula de San Pedro
enmarcada por los jardines de la villa. Y además, por si no fuera ya
excepcional el panorama, tus sentidos captarán tres fronteras al
mismo tiempo, pues estarás mirando en el horizonte la cúpula de Miguel Ángel, ubicada en el Vaticano; los jardines del palacio de los Caballeros de Malta, que
goza de extraterritorialidad, con lo que es territorio de la orden, y tus pies
estarán sobre suelo italiano.
Il Giardino Degli Aranci
Una de las
vistas más bonitas de la ciudad de Roma, y la más romántica para algunos, se
divisa desde Il giardino degli aranci, o lo que es lo mismo, 'El jardín de los
naranjos', en la colina
Aventina.
Acércate hasta aquí y compruébalo tú mismo al caer la noche. Si tienes suerte,
dependiendo de la época del año, podrás incluso degustar una de las dulces
naranjas de sus árboles.
Santa María Francesca Romana
El perfil de Santa María Francesca Romana se
recorta sobre el coliseo en uno de los ángulos más fotografiados de Roma desde
el Foro. Ésta es una de las dos iglesias dedicadas a María dentro del Foro (por
ello a Santa María Francesca se la conoce como Santa María Nueva por
ser más 'reciente' que la otra). La tradición marca aquí el punto en el que
murió Simón el Mago, castigado por su imprudencia por Dios a petición
de los apóstoles Pedro y Pablo.
Obelisco de San Pedro
Según la
tradición, este obelisco, el segundo más alto de Roma, representa la unión entre la Antigüedad y el Cristianismo,
pues bajo él siempre se ha asegurado que se encuentran las cenizas de César y
en su cúspide una reliquia de la cruz de Cristo. Lo cierto es que es el único de la ciudad que
nunca ha caído. Lo erigió Calígula en el circo Vaticano en el año 37 y más
tarde fue trasladado a su ubicación actual frente a la Basílica de San Pedro.
Cerca del
obelisco, hay
una placa que marca el kilómetro cero de la columnata, el centro del colonnato. Al ponerte encima de la marca, las filas de
columnas ideadas por Bernini de cuatro en cuatro, se alinean en una en un perfecto efecto
óptico.
Ciudad del Vaticano
A la orilla derecha (oeste) del Tíber, la ciudad del Vaticano es un
estado soberano independiente. Alberga entre otros monumentos, la magnífica Basílica
de San Pedro y la Capilla Sixtina. Enfrente de la basílica se
encuentra la Plaza de San Pedro que data del siglo XVII, una magnifica
creación de Bernini.
Venecia
Venecia está asentada en un conjunto de islas dentro de una laguna en
el extremo norte del mar adriático, una posición que le dio únicas ventajas
económicas y defensivas sobre sus rivales comerciales. Mucha de la abundancia
generada era, por supuesto, invertida en la construcción de monumentos a la
gloria de Dios y de los comerciantes.
La arteria principal de la ciudad es el Gran Canal, enmarcado
por maravillosos palazzi (palacetes) góticos y renacentistas. Conectando las
dos orillas del Gran Canal, destacan el famoso Ponte di Rialto y el puente
de madera dell'Accademia.
Florencia
La principal ciudad toscana,
Florencia (Firenze) es el sitio mas renombrado en el mundo del arte
renacentista y de la arquitectura. Asentada a orillas del Arno bajo las
colinas boscosas de los Apeninos, esta hermosa ciudad ha sido a lo largo de la
historia el foco de las artes y de la literatura italianas. Dante, Boccaccio,
Petrarca, Giotto, Leonardo da Vinci, Michelangelo, Brunelleschi, Alberti,
Masaccio, Donatello, Botticelli, Vasari y Fra Angelico se encuentran entre los
muchos que contribuyeron a establecer la prominencia de la ciudad. El
revolucionario diseño de Brunelleschi de la bóveda de la Catedral de
Santa María del Fiore es considerada como la primera expresión de las ideas
renacentistas en arquitectura. Esta bóveda todavía domina los techos de la
ciudad, así como la gran Piazza del Duomo a sus pies domina la vida al
nivel de la calle.
Pisa
Nápoles
La tercera ciudad más grande de
Italia, Nápoles ocupa uno de los sitios naturales más hermosos de Europa. Es
una ciudad bulliciosa, llena de historia y de callejones estrechos. Hay
animados mercados callejeros que venden pescado y verduras, así como tiendas
donde se compran artículos de cuero que se ofrecen a precios de descuento
establecidos entre iglesias, palacios, museos, viviendas, cafés y librerías. El
impresionante Museo Nacional contiene una buena colección de objetos
egipcios, romanos y bizantinos, incluyendo muchas pinturas murales y mosaicos
originales de Pompeya y de Herculano.
El Vesubio
Sobre Nápoles está el cono descubierto del monte Vesubio, un volcán
activo, y al lado, la extensa Bahía de Nápoles y el mar Tirreno. Un camino de
peaje conduce la mayor parte de las veces (dependiendo del clima) hasta la
cumbre de Vesubio (es la ruta de los enamorados locales; la gente también
cosecha setas cuando las condiciones lo permiten); el final de unos pocos
cientos de metros caminando nos lleva encima de un camino cubierto de piedra
pómez. El mirador está justo al borde del cráter y proporciona una buena vista
del abismo lleno de vapor, de la bahía de Nápoles y de Pompeya hacia abajo.
Cerca, los restos de Pompeya y Herculáno, ciudades arrasadas por
la gran erupción de 79 d. de C., son un testigo único de la vida cotidiana de
los romanos. Los moldes de gente y animales enterrados bajo la ceniza que se
encontraron, están bien conservados y se pueden ver en Pompeya. La decoración
en algunas casas está intacta, incluyendo numerosas pinturas en la pared de
dioses y seres humanos en escenas que van desde lo heróico hasta lo erótico.
Grecia
Población: 10.631.293 personas
Superficie terrestre: 128.900 Km2
Capital: Atenas
Moneda: Euro
Idioma: Griego
Nombre oficial: Helleniké Demokratía.
División administrativa: 10 regiones divididas en 51
administraciones.
Capital: Atenas (Athínai) 3.700.000 hab. (2003)
Otras ciudades:
- Patras 172.100 hab.
- Salónica (Thessaloniki) 793.900
- Peiraías 188.500 (2000).
Situado en el extremo sureste de la región balcánica, en el
Mediterráneo oriental, el país comprende una península localizada entre el mar
Egeo y el mar Jónico y numerosas islas, entre las cuales se encuentra la de
Rodas. De relieve montañoso, tiene clima mediterráneo, con veranos secos y
calientes. Es un país esencialmente agrícola (vid, olivos, tabaco, trigo,
cebada); en las montañas, de suelo pobre, se crían carneros y cabras. Se está
desarrollando la cría de peces de agua salada. Produce lignito, la bauxita, el
níquel y el amianto. Las industrias manufactureras tradicionales son
alimenticias, bebidas, vestido, cuero y papel. Otros sectores importantes son
la industria del cemento, la química, la petroquímica y la metalurgia.
Atenas
En griego Athenai o Athína), ciudad del sureste de Grecia, su
capital y urbe más importante. Situada en la llanura del Ática en la Grecia
continental, está rodeada de montañas por tres de sus costados, de entre las
que destacan el monte Parnaso, el Pentélico y el Himeto (Imittós). Dos pequeñas
corrientes cruzan la ciudad, el río Cefiso (Kifisós) al oeste y el río Iliso
(Illisós) al este. Forma una región metropolitana unificada junto con su puerto
El Pireo, que se encuentra a 8 km al suroeste en el golfo de Egina. Atenas
domina la vida económica, cultural y política de Grecia.
La ciudad de Atenas está dominada por la colina plana de la Acrópolis,
(Griego, akros, "grande"; polis, "ciudad"), término
original dado a toda fortificación natural o ciudadela en la antigua Grecia.
Inicialmente un lugar de refugio, la acrópolis típica era construida en una
colina o promontorio que se elevaba sobre la región circundante. Debido a la
protección así conseguida, la zona adyacente a la base de la colina era
frecuentemente el emplazamiento de la ciudad.
Partenón
El Partenón, símbolo de Atenas, está emplazado en la cima de la
Acrópolis, dominando la ciudad. Es el templo sagrado de la diosa Atenas,
protectora de la ciudad; con su simple estilo dórico ha inspirado a la
arquitectura oficial en todo el mundo.
Construido casi exclusivamente en
mármol blanco, la misma fue iniciada por Pericles y realizada entre los años
447 y 432 AC. Gran parte de la decoración escultórica fue realizada por el
famoso Fidias.
Durante el sitio veneciano de
1687 fue utilizado por los turcos como polvorín. Lamentablemente una de las
bombas cayó en el templo y destruyó gran parte del mismo.
Se llega mediante el metro de
la ciudad, está siempre abarrotado de turistas, por eso lo más conveniente es
visitarlo temprano de mañana o a última hora de la tarde.
Mykonos
Algunos la consideran
demasiado desarrollada pero sigue siendo la más famosa de las islas griegas.
Mykonos atrae tanto a viajeros sofisticados como a los amantes de los viajes
económicos debido a sus sorprendentes playas, su vibrante vida nocturna, sus
paseos de compras y el ambiente vacacional en general. Para un relato de viaje,
vea Mykonos, un
paraiso en el Mar Egeo
Palacio Minoico de Cnosos, en Creta
Rodeado por la ciudad de
Iraklion (capital de Creta) y accesible mediante el bus local, las ruinas y el
reconstruido laberinto de este palacio cretense son de los tiempos en que el
rey Minos reinaba sobre la Grecia continental. Cabe destacar que la cultura
minoica (toma su nombre de su famoso rey) es pre-helénica y se desarrolló
durante la edad de bronce, entre los años 3000 y 1200 AC. No olvide visitar el
Museo Arqueológico Heraclion en la ciudad.
Santorini
Los hoteles agarrados a los
acantilados, los pintorescos caminos tortuosos, un legado volcánico, excelentes
vinos y comida locales ubican a Santorini en la lista de los lugares a visitar.
Llegue a esta isla griega deslumbrante por mar y disfrute de las mejores vistas
de los despeñaderos a franjas negras y marrones coronados por lava blanca.
Asegúrese de visitar las ruinas de la una vez enterrada ciudad de Akrotiri.
El Cabo Sunion y el Templo de Poseidón
Este popular templo dórico
construido en tiempos de Pericles se encuentra ubicado en la cima de un
acantilado sobre el Mar Egeo, desde donde se disfruta de unas puestas de sol
espectaculares. A pesar de que la estatua de bronce que representa al dios del
mar se encuentra en el Museo Arqueológico de Atenas, vale la pena una visita al
lugar. El santuario es mencionado por primera vez en la Odisea, como el
lugar donde Menelao se detiene durante su vuelta de Troya para enterrar a
Phrontes Onetorides.
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